Recién llegada (libre)

La escuela Shirakawa, fundada por mi padre y llevada por mi hija. Como buen rey, tenía que visitar a los alumnos de mi hija, simplemente por quedar algo bien. Caminé desde el castillo en lo alto de la colina bajando a pie desde allí. Las puertas estaban abiertas a todas las personas que quisiesen entrar, por algo, estaba hecha para la enseñanza de todas las personas. Entré por la puerta principal del lugar después de una chica pelirosa, parecía algo perdida, pero no le hice demasiado caso hasta que gente empezó a arremolinarse a mi alrededor.

- ¿¡Lightning-sama!? - exclamó un alumno muy emocionado. La gente comenzó a moverse nerviosamente hasta la zona donde estaba yo. - Eh.. hola.. hola ._. - comenté levemente nervioso rascándome la cabeza. Observé a un lado a la chica pelirosa aún algo perdida y comencé a caminar hacia ella, colocándome a su lado. - ¿Necesitas ayuda? - pregunté mientras algunas personas a correr el rumor de mi llegada, un asco era ser rey así.

Crucé mis brazos por detrás de mi espalda observando a la chica como se explicaba lo perdida que estaba, era normal, una escuela nueva, amigos nuevos, nuevas forma de convivir, en cierto modo era difícil al principio. Ladeé la cabeza hacia un lado y sonreí con levedad.

- Déjame que te eche una mano. - dije mientras agarraba una de sus maletas sin avisar, solía hacer estas cosas, estaba acostumbrado a no tener restricciones. Comencé a caminar hacia la dirección adecuada, abriéndome paso entre la gente, es más, ellos mismos se tropezaban entre sí para poder dejarme pasar haciéndome un pasillo.

Lo primero que debería hacer la chica era encontrar su habitación, lo más probable que debería ir por el tablón de anuncios. A estas horas seguro que estaba hasta arriba de gente comprobando las notas de sus examenes o mismo gente nueva que buscaba sus habitaciones, pero la chica había encontrado el premio grande, seguro que se apartaban al momento con tal solo sentir mi presencia. Seguí caminando con su maleta con firmeza hasta llegar al tablón de anuncios. La gente, como bien había dicho, se apartó de nuevo dejando paso.

- Veamos... - murmuré mientras miraba las habitaciones, después, di un paso hacia atrás frotándome la cabeza. - Creo que más que mirarlas yo, deberías hacerlo tú - comenté ladeando la cabeza hacia un lado, dejando paso hacia la chica.