¿Pureza?

Era inevitable escaparse del destino. Era más que obvio que las ganas que tenía que pasarme de ciudad, eran las mínimas. Había encontrado el ámbito perfecto entre los barrios marginales para poder sobrevivir a mi manera. ¿Por qué me gustaban esos sitios? reinaba la violencia y los actos delictivos, los que me gustaba parar, o incluso hacer yo mismo. Era de esperar que de alguna manera u otra tendría que largarme de allí. Pasé olímpicamente de utilizar un transporte público para pasarme de ciudad, por no decir de... ¿mundo?. Mis pasos se encaminaban al ocaso del mundo, me habían contado que había algún tipo de portal o algo por el estilo que te mandaba a cualquier lugar, me encantaban las nuevas emociones, nueva gente a la que torturar de cualquier manera... ¿qué más me podría esperar?. Tras unas horas de caminata hasta llegar al incandescente portal, pasé sin pensármelo dos veces armado con mi gran espada a la espalda. El sentimiento fue realmente extraño, mi cuerpo sintió como si se desmaterializase poco a poco apareciendo en otro lugar. La sensación no duró ni cinco segundos, ya estaba en otro lugar. Las primeras visiones que divisaron mi heterocromía rojiverde fue una gran extensión verde. Negué con la cabeza y comencé a caminar por este campo verde hasta poder llegar más o menos hasta la entrada del pueblo. Llamé la atención de un montón de personas, simplemente por mi aspecto y el tamaño desmesurado de mi espada. Ignoré las miradas que se clavaban como agujas sobre mi, adentrándome en la aldea hasta meterme en el centro de esta, observando el lugar, con cierto desagrado.

Hacía ya un par de días que había encontrado este lugar y decidí pasear por la ciudad, hasta que no comenzaran las clases tenía tiempo libre. La gente aún me observaba raro pero pasaba del tema. La verdad es que me miraban raro por tener bajo mi falda una cola te tigre blanco la cual vi cuando me refleje en un escaparate.
- Pe.. pero que? - exclamé escondiendo la cola y acto seguido haciéndola desaparecer. Debía controlar mas el modo de volver a mi forma humana, un día de estos salgo a la calle con cara de puma y seguro que la gente huye de mi o me meten en algún circo.
Suspiro caminando cuando a lo lejos vi a un chico con una espada un tanto grande, se podría decir... No pude desviar mi mirada de el, seguramente era nuevo pues la mirada que tenía no era de una persona que se haya criado en este lugar o que lleve mucho tiempo por aquí...

Llevé mi mano a mi cabeza acariciando mi cabello de color platino sin dejar de observar, a pesar de tener la mirada entrecerrada todo el entorno. Sonreí levemente macabro y suspiré después bajando casualmente la mirada hacia una chica, la cual estaba mirando hacia un escaparate. Me impresionó de cierta manera esa cola de puma que tenía. Me crucé de brazos, aunque no duró demasiado esa vista, dado que la chica escondió la cola al instante. Desvié la mirada aburrido, pero por el rabillo del ojo, divisé como miraba hacia mi. Había cierta distancia entre los dos, cosa que no importaba.

- Que miras. - dije de forma contante sin retractarme en ningún momento. Personas del lugar miraron hacia ami, sumándose a las que estaban mirando antes.

El modo en el que habló ese chico hizo que frunciera el ceño, me estaba hablando a mi?Pero quién se creía ese tipo???
- Miro lo que me da la gana te importa? - digo cruzada de brazos mirándole con el ceño fruncido mientras me acercaba a el cruzada de brazos por debajo del pecho.
La gente del pueblo nos miraba con caras raras, seguramente se pensaban una pelea o algo por el estilo, no sabían quién lo empezaría todo pero yo no sería la que comenzaría nada, odiaba comenzar peleas tontas.

Me quedé estático en el sitio sin reacción aparente a pesar de las malas maneras en las que había contestado en la chica. Negué con la cabeza cerrando la poca distancia que había entre mis párpados y el final del ojo abriéndolos de nuevo observando a la chica, ya delante mía. Probablemente le llevase algunas cabezas de más, tanto de altura como de anchura, no era precisamente un larguirucho enclenque, tenía músculo desarrollado.

- Si vas a mirar lo que te de la gana, que sea otra cosa, imbécil. - dije de forma cortante, otra vez. Posiblemente, prendiendo la brecha de una riña tonta.

Su tono me irritaba de un modo increíble, era mucho mas alto y ancho que yo pero eso realmente no me importaba. Fruncí el ceño mirándole fíjamente a los ojos - Miraría otra cosa si no fuera porque ocupas todo mi campo visual... - Digo fríamente mientras mi enojo aumentaba, odiaba los tíos que se comportaban de ese modo tan frío y a la vez tan grotesco. Vale que yo también me estaba comportando de ese modo, pero el me provocaba con esa actitud tan ruda.

La chica parecía que quería más pelea aún. Negué mentalmente con la cabeza y suspiré por unos cortos instantes tras haber escuchado el comentario por su parte. No cambié de posición en ningún momento y clavé mi mirada bicolor sobre la suya, causando ¿intimidación? puede.

- Problema tuyo que no tengas capacidad de visión periférica. - corté la discusión comenzando a caminar, posando dos dedos sobre la frente de la chica apartándola de forma leve, incluso, creyendo haberla tirado al suelo, siguiendo mi camino.

sus palabras me hicieron hervir la sangre y cuando puso sus dedos sobre mi frente los cogí con fuerza evitando apartarme de su camino - Tu crees que ese es modo de tratar a una dama?
Digo fría mirando su bicolor mirada la cual podía imponer un poco pero con el mal humor que estaba teniendo poca cosa me intimidaba.
El parecía un armario empotrado (como dicen en mi pueblo) comparado conmigo que era pequeñita y delgada. Era una estupidez intentar imponerme contra el, pero esas locuras no las pensaba solo las hacía cuando estaba enojada con algo o con alguien. Odiaba que me trataran de ese modo.

Noté como algo agarraba mis dedos. Miré hacia un lado como ella cogía los dedos de mi mano antes de que pudiese apartarla de mi camino. Escuché sus palabras y reí de forma muy sacástica. Dando un tirón fuerte retirando mis dedos de entre sus manos.

- No me hagas reír. - comenté negando con la cabeza de nuevo, comenzando a caminar por la vía donde antes había intentando ir, pero había sido interceptado por la chica. ¿Me iba a dar más la vara? era lo más probable.

A este paso nunca tendrá novia.. si iba tratando así a las chicas no me extrañaría para nada. Solté sus dedos cuando vi que iba a dar un tirón no me gustaría hacerle daño, solo molestarle..
- Te disculparas al menos no? - digo cruzada de brazos

Seguí caminando a pesar de escuchar sus palabras, di dos pasos más y me paré en el sitio. Alcé la cabeza en el sitio y dejé caer mis brazos como muertos. Giré levemente el torso y miré de reojo hacia atrás con mi ojo rojo mirando a la chica por el rabillo de este.

- Déjamelo pensar... no. - dije mientras seguía caminando por mi camino.

- como quieras.. - murmuro mientras con un suave movimiento de dedo una bolita de aire chocó contra la parte trasera de su cabeza. Ese truco de magia lo aprendí intentando molestar a mi tutor un día que no me hacía caso y la verdad era divertido.

Al sentir ese golpe de aire chocar con mi cabeza arqueé la ceja de forma pronunciada y alcé la cabeza poco a poco girándome mirando a la chica. Apoyé mis manos sobre mi cintura y clavé mi mirada en la suya.

- Dar por la espalda es de cobardes. - comenté con muchas intenciones. Caminé de forma pausada y tranquila hacia ella.

- Perdona me dices a mi? - dije haciéndome la despistada mientras le veía acercarse a mí de forma pausada.

Como intente pegarme se lía... seguro! pero también podría evitar esa pelea aunque... me gustaría verle mas serio.. sería algo nuevo y curioso.

Ignoré por completo su pregunta irrelevante y seguí caminando a paso pausado hasta colocarme delante de ella. Apreté mi mano un poco y comenzó a chispear levemente, no de forma violenta ni nada por el estilo. Me agaché y me acerqué a su oído, algo costoso por las diferencias de alturas.

- No eres la única que sabe hacer de esas cosas... pero sin embargo, creo que lo mío te hará mucho más daño. - susurré a su oído, sin despegarme ni un segundo.

Le vi acercarse y cuando sentí su cabeza tan cercana a la mía mas escuchar sus palabras sentí un suave y disimulado estremecimiento pero hice como si no pasara nada
- No sabes a lo que puedo llegar a estar acostumbrada - murmuro suavemente, a sabiendas de que si ponía esa mano con electricidad en mi cuerpo el dolor sería mayor que lo que yo le hice que era nada mas que un toquecito.

Noté un pequeño aroma extraño en ella. Acerqué mi nariz a su cuello posándolo sobre esta. La mano seguía chispeando, pero no amagué en ningún momento a tocarla para propinarle una descarga eléctrica bien grande.

- ¿Qué eres? - susurré a su oído, sin despegarme en ningún momento. Mi mirada se mantenía sombría, algo extrañada también.

Siento como mi corazón se acelera al notar como olfateaba mi cuello y después escuchaba su pregunta, estaba nerviosa por si me daba la descarga o no me la daba, según la fuerza que tuviera así me dejaría.

- S.. soy metamorfo... y bruja... - murmuro sin saber porqué lo dije tan a la ligera y sin pensar

Mi mano dejó de producir chispas. Cerré los ojos un instante y abrí mi boca rozando mis dientes afilados contra su cuello, sin producir herida aparente, solo amagos de morderla, simplemente de aviso.

- Sería interesante probar tu sangre... - comenté en un susurro, sin distanciarme ni dos centímetros de su cuello, con continuos roces.

Escuché como las chispas desaparecieron, pero acto seguido sentí sus dientes en mi cuello haciendo que mi cuerpo entero se estremeciera y mi corazón latiera mucho más rápido.

- Q... que tiene mi sangre que no tenga otra?

Digo notando cada roce que me daba.

No amagué a nada más con esas pequeñas insinuaciones que estaba haciendo a la chica. Simplemente, no podía morderla y dejarla sin sangre en medio de todas las personas de un pueblo, debía llevarla a un callejón o algo por el estilo.

- No conozco a muchas personas de tu raza... - comenté alejándome un poco de ella, aun sin cortar las distancias. - Soy Ragna. - me presenté de una vez por todas, quería atraer de un modo y otro su atención.

- Ni yo de la tuya... - Digo mirándole intentando calmar mi pulso y mis nervios - Ayame... - Dije simplemente mientras le observaba.

Ante todo no debía quedarme a solas con el en un lugar privado... seguro que intentaría algo conmigo.. como por ejemplo beber de mi sangre y como que no me haría mucha gracia que eso pasara

Me extrañó bastante su comentario sobre de que no conocía a ningún vampiro. Era algo realmente extraño, somos los seres que solemos andar más en sociedad, pero quien sabe, igual este mundo no hay.

- ¿No conoces a ningún vampiro? - pregunté como se diría " tan pancho " no me avergonzaba de mi raza.

- Nop.. la verdad es que nunca conocí a uno... mi tutor no me dejaba relacionarme con nadie... ^^U - digo pasando la mano por mi nuca. Mi tutor era muy sobreprotector y no me dejaba hacer nada que no fuera con el

Enarqué la ceja un poco y me crucé de brazos separándome de ella incoporándome por completo. Ladeé la cabeza hacia un lado aparentando interés.

- Hm ¿tutor de..? - comenté sin terminar la pregunta para que ella pudiese responderme.